domingo, 26 de junio de 2016

Experta Beatriz Muriel: Productividad en Bolivia es un tercio del mundo

n trabajador en Bolivia produce 37,5 por ciento de lo que aporta un obrero a nivel mundial, mientras que si se compara la productividad del mismo trabajador con su par latinoamericano, este índice aumenta a 47.3 por ciento. La investigadora senior del Inesad, Beatriz Muriel, publicó en su blog el 7 de marzo pasado el artículo titulado: ¿Cómo está Bolivia en materia de productividad laboral?, donde explica que, en promedio, un trabajador en Bolivia –en un período dado- produce cerca de una tercera parte de la población ocupa–da mundial y cerca de la mitad de aquella de América Latina y el Caribe; y, por lo tanto, genera menores ingresos y rentas en proporciones parecidas.

BID

El jefe de la División de Competitividad e Innovación, José Miguel Benavente, y el equipo de especialistas en tecnología e innovación del banco desde Washington y de otras partes de América Latina respondió al pedido del Ministerio de Desarrollo Productivo para evaluar el estado de la innovación tecnológica en Bolivia.

“Cuántas veces nos ha hablado el Vicepresidente de parques tecnológicos, el propio gobernador de Cochabamba, (Iván) Canelas, estuvo en la inauguración del evento. El tema está presente y es por ello que está todo el equipo de expertos del BID para compartir las experiencias y ver cómo podemos ayudar. La semilla ha sido sembrada lo cual ha sido muy positivo”, destacó el representante del BID en el país, Héctor Malarin.

Por su parte, Benavente en una amplia exposición señaló que en el país hay conciencia de la necesidad de articular mejor el sistema, a lo que denomina “ecosistema de innovación”, entre los diferentes actores productivos y científicos del sector público y privado.

INDICADOR CLAVE

En criterio de Muriel, uno de los indicadores clave del desarrollo económico es la productividad laboral, la cual es entendida como el nivel de producción –camisas, automóviles, servicios, entre otros– realizada por un trabajador en un período dado. “De esta manera, la productividad refleja las transformaciones técnicas, tecnológicas, científicas y administrativas de los procesos productivos, las cuales, a su vez, están relacionadas con la acumulación de capital físico (aumento de maquinarias, equipos, etc.) y humano (mejoras cualitativas y cuantitativas en salud, habilidades y conocimiento de la población)”, explicó.

PROMEDIO

La experta explicó que en términos de tasa crecimiento, la productividad laboral presenta un desempeño promedio, comparable con América Latina y El Caribe. En este caso, destaca la tasa para el mundo (impulsada principalmente por China, India y los países del Este Asiático y el Pacífico), así como de Chile, Uruguay y Perú. En contraste, Venezuela registra un decrecimiento negativo, lo cual refleja también los problemas económicos actuales en este país.

ESCENARIO NACIONAL

Una primera explicación sobre el escenario donde se manifiesta la productividad, es que en la economía priman empresas micro y pequeñas –unipersonales, familiares, etc.–, intensivas en trabajo y de bajo uso de capital, conocimiento y tecnología, y que además absorben a la mayor parte de la población ocupada (más del 80%). En el caso de la industria, por ejemplo, la productividad promedio de estas unidades representa menos de la quinta parte de aquellas medianas y grandes.

SECTORES

Un segundo aspecto que citó la experta se relaciona con la composición de la población ocupada a nivel sectorial; dado que algunas actividades necesitan de hecho más trabajo por unidad de producto que otras y, por lo tanto, la productividad laboral en éstas es menor. En particular, los rubros agropecuario y de comercio, intensivos en trabajo, absorben al 47,6% de los trabajadores bolivianos –de acuerdo al Censo 2012–; mientras que hidrocarburos y minería, que usan muy poca mano de obra, componen apenas el 1,9%. Una última explicación está asociada con los varios problemas estructurales que limitan el desarrollo productivo en el país; los cuales han sido ampliamente discutidos bajo el título de clima de inversiones.

RENTISMO

No obstante, la persistencia de las deficiencias señaladas apunta a que es necesario todavía resolver aspectos socioculturales claves y básicos para pensar en un desarrollo productivo y, desde aquí, en un mejor desempeño de la productividad laboral. Al respecto, cabe destacar los esfuerzos de varias instituciones por generar una cultura emprendedora –-frente a una llamada “rentista”–; la cual debería estar conectada también a la construcción de capital social –redes de colaboración y confianza– focalizado al ámbito productivo. Además, cabe reflexionar sobre la necesidad de cambiar la orientación sociopolítica de la población en el país; de tal manera que exista una voluntad sociopolítica –verdadera, efectiva y legítima– para el liderazgo y la transformación productiva.

ESLABONES DESCONECTADOS

“Se hizo esfuerzos parcelados en el mundo científico, productivo público (…) Vi gente de universidades, empresa pública y privada, diferentes ministerios dialogando, en interacción. Los números muestran que están en etapa creciente, pero falta muchísimo”, afirmó José Miguel Benavente, jefe de la División de Competitividad e Innovación del BID.

El experto que llegó al país esta semana para participar de seminarios de capacitación sobre políticas de innovación productiva y desarrollo tecnológico dijo que hubo una importante mejora en los esfuerzos del país en estos temas. “Tienen una ley orientada a la creación de una institucionalidad de apoyo (…). Hay centros del área productiva pero no científica para apoyar a ciertos sectores productivos y eso es señal de interés”, indicó.

En criterio de Benavente falta una mayor articulación entre el sector público y privado, pero también entre el público-público, el público-científico.

En el nivel de relación del sector privado-privado sostuvo que se requiere espacios para generar redes de desarrollo de innovaciones; en el segundo nivel entre el sector privado con el mundo universitario dijo que se requiere mayor articulación de tal forma de garantizar, por ejemplo, que un científico termine trabajando como consultor de una empresa. “La idea es generar vínculos entre los que generan ideas en laboratorios y las necesidades del mundo privado”, mencionó.

Según el representante del BID, también hacen falta en el país “ingenieros capaces de leer y entender los avances del conocimiento tanto dentro como fuera de Bolivia” para generar soluciones con valor; es decir innovación.

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