lunes, 30 de mayo de 2016

Desaceleración de la industria frena la manufactura nacional



Los altos costos de producción, especialmente los laborales por efecto del segundo aguinaldo y el último incremento salarial; la presencia masiva de mercadería de contrabando y la gran informalidad, que genera una fuerte competencia desleal, han puesto a la industria manufacturera contra la pared.

El panorama para la industria manufacturera nacional es sombrío. Hay varios factores que contribuyen a esta realidad: los altos costos de producción, especialmente de los laborales por efecto del segundo aguinaldo y el incremento salarial, que restan competitividad frente a las importaciones; la presencia masiva de mercadería de contrabando; y por último la gran informalidad, que genera una competencia desleal.

Hugo Siles Espada, economista de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), informa a CAPITALES que, el año pasado, el crecimiento del sector industrial manufacturero descendió y se ubicó en torno al 4%, es decir que fue menor al crecimiento registrado en 2014, cuando llegó al 4.2%, y al crecimiento de 2013 (5.8%).

Esto significa que la actividad industrial manufacturera ingresó a una fase de desaceleración, explica Siles.

“Johannes Dobinger, de la ONUDI, señaló que el Valor Agregado Manufacturero Boliviano respecto del PIB cayó de 19.5% en 1991 a 13.1% en 2013. Bolivia ocupa el último lugar en el Índice de Desempeño Industrial en Latinoamérica. La desindustrialización y la sustitución del ‘Hecho en Bolivia’ por importaciones manufactureras son evidentes”, afirma Siles.

Factores
Según Siles, el descenso en el ritmo de la actividad industrial manufacturera, en la actual coyuntura, es producto de los costos de producción, en particular de los costos laborales por efecto del segundo aguinaldo y del incremento salarial.

En el mismo sentido menciona también la presencia masiva de productos industriales de contrabando y la informalidad que campea en los mercados del país, generando una “competencia desigual y desleal con el sector formal manufacturero”.

Por otro lado, “el tipo de cambio fijo en Bolivia y la devaluación de las monedas en los países vecinos actúan como leños que incineran a la industria nacional”, agrega el economista chuquisaqueño radicado en La Paz.

Siles recuerda que actualmente la industria participa con el 16% del PIB nacional, invierte en promedio 240 millones de dólares por año, contribuye con el 18% de las recaudaciones tributarias y genera más de 650 mil fuentes de empleo en Bolivia.

Restricciones
“Si se alcanza a levantar las restricciones que frenan el desarrollo industrial, entonces la industria dejará a la sociedad con mayor cantidad de inversiones, mayor disponibilidad de productos, mayores aportes de impuestos al fisco, más empleo productivo y formal y más divisas para el país, realizando un salto del 16 al 25 por ciento de participación en el PIB”, calcula el economista.

Según Siles, ·el objetivo del sueño industrial es tener una industria económicamente competitiva, socialmente responsable y ambientalmente sostenible”.

Además, señala que una industria altamente productiva debe ser acompañada de una “nación con vocación competitiva”. Entonces, subsiste la necesidad de profundizar la coordinación pública – privada en, al menos, las cinco restricciones apuntadas en la Foro sobre Productividad Industrial organizado por la Cámara Nacional de Industrias (ver recuadro aparte).

La manufactura local
El gerente general de la fábrica de sombreros Chuquisaca, Gastón Heredia, dice que la industria manufacturera en el departamento está en crisis porque en los últimos años el salario mínimo nacional se multiplicó por cuatro. Además, la industria legalmente constituida debe pagar 16 sueldos al año y cumplir con cargas sociales como la lactancia, dominicales y desahucios, entre otras responsabilidades.

A esto, Heredia suma el incremento de los costos de la materia prima. Dice que la industria legal no puede aumentar los precios de sus productos debido a la competencia desleal del contrabando.

“Por ejemplo, el mercado local para la industria sombrerera es pequeño: importamos el 60 por ciento de los insumos para la producción de los sombreros y, desde abril de este año, debemos pagar un impuesto sobre las transferencias para las importaciones de 2%”, protesta el empresario.
A todo esto, la productividad no mejoró y, por el contrario, una buena parte de la industria local se ha vuelto menos competitiva debido a las obligaciones legales. “La solución es bajar los costos de la materia prima y producir más, pero, en este escenario, es imposible”, sostiene Heredia.
Todas las exportaciones de empresas de Sucre necesariamente deben salir por La Paz o Santa Cruz, vía aérea o terrestre, hecho que aumenta los gastos de logística. Sin contar los permanentes bloqueos de sectores por reclamos sociales al Gobierno. La fábrica de sombreros Chuquisaca exporta sus productos a México, Colombia y Lima.

En ese sentido, ayudaría mucho que el aeropuerto de Alcantarí sea realmente internacional. Por el momento, carece de vuelos directos hacia y desde el exterior del país.

Con relación a la sombrerería, este sector en el pasado tenía la ventaja de contar con mano de obra asequible, gas barato y el apoyo de la Ley de Preferencias Comerciales Andinas y de Erradicación de la Droga (ATPDEA), que en junio de 2009 fue suspendido por el Gobierno de Estados Unidos, ocasionando, solo ese año, una pérdida de hasta 9.000 empleos en Bolivia.

Según Heredia, esa misma medida, en julio de 2012, provocó la crisis de liquidez de Ametex (en 2010 calificada como la empresa textil más grande del país en proceso de producción), que luego se transformó en la estatal Enatex, ahora en crisis terminal.

“Muchas empresas de la industria manufacturera cerraron y, al parecer, la situación continuará. Nos estamos ahogando”, sentencia el Gerente de Sombreros Chuquisaca.

La crisis deja un hueco de casi…
La crisis internacional que se reflejó en la caída del precio de las materias primas dejó, hasta noviembre de 2015, un hueco de casi $us 4.000 millones, cuando el Gobierno había calculado que llegaría a $us 2.500 millones.
Según el reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE) a noviembre de 2015 (publicado el 10 de febrero de 2016), las exportaciones superaron los $us 8.244 millones, mientras que en similar período de 2014 habían alcanzado a más de $us 12.088 millones, lo que representa una caída de $us 3.844 millones.
3.399 millones de dólares fue el descenso que registró a noviembre de 2014 la soya, el principal producto del segundo rubro en importancia del país en la industria manufacturera.
Exportaciones de la industria manufacturera
* Según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta febrero de este año cayeron las exportaciones de minerales y de la industria manufacturera con relación al mismo periodo de 2015.
* La caída del valor de las exportaciones de la industria manufacturera fue del 10% en ese periodo de 2015 y 2016.
* A febrero de 2015, las ventas de productos manufacturados en el exterior llegaron a 382,9 millones de dólares. Mientras que hasta febrero de este año, sumaron 344,4 millones de dólares.
* Entre los principales productos que el país exporta en este rubro se cuentan los siguientes: el oro metálico, la soya y productos de esta, el estaño metálico, la plata metálica, la joyería de oro, el girasol y los productos de este. También las maderas y las manufacturas de madera, los productos de galletería y panadería, y el gas licuado de petróleo (GLP).
* El crecimiento del sector industrial manufacturero descendió y se ubicó en torno al 4%, es decir que fue menor al crecimiento registrado en 2014, cuando llegó al 4.2%, y al crecimiento de 2013 (5.8%).

Foro sobre Productividad Industrial
En el marco de su 85 aniversario, la Cámara Nacional de Industria (CNI) realizó el Foro sobre Productividad Industrial. Allí, sobre la base del diagnóstico de crecimiento de Hausman, Rodrik y Velasco, se identificaron las cinco principales restricciones para el crecimiento del sector:

1) Debilidad y discrecionalidad institucional. Se requiere fortalecer la institucionalidad pública con entidades públicas eficientes, transparentes y ágiles y un sistema normativo adecuado para la inversión, producción y generación de empleo productivo.
2) Mercado nacional reducido. Se precisa abrir mercados, tanto nacionales como fundamentalmente internacionales, para la producción “Hecho en Bolivia”.
3) Financiamiento productivo insuficiente. Es necesario canalizar financiamiento al sector productivo con el cumplimiento y reglamentación de la Ley de Servicios Financieros.
4) Parque industrial con rezago tecnológico. Es urgente realizar un salto tecnológico y capacitar al talento humano conectando la oferta de los centros educativos con la demanda manufacturera. “Se requiere talento, talento y talento”, dijo en el foro Emilio Uquillas, de la CAF.
5) Políticas macroeconómicas concentradas en la inflación antes que en el crecimiento. Es necesario priorizar el crecimiento económico y no sólo la estabilidad de precios con controles de precios y subsidios y restricciones a las exportaciones.
Fuente: Hugo Siles Espada, economista de la Cámara Nacional de Industrias


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