lunes, 25 de enero de 2016

Bolivia retrocede en proceso de industrialización

Mientras el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, dice que el Gobierno orienta sus esfuerzos y la histórica inversión pública para “ensanchar” la producción e industria nacional y contrarrestar la crisis económica internacional, el economista y magister en Comercio Internacional, Gary Rodríguez, señala que el país registró un “doloroso” retroceso en los últimos años, cambiando el perfil comercial de Bolivia de exportador a importador neto en los sectores textil, maderero y calzados.

La afirmación de Rodríguez lo hace en su columna de opinión “Desindustrialización dolorosa”, en la que señala que la realidad en América Latina (muestra que) una vez más superó a la teoría, siendo que el sector terciario –incluso en Bolivia– ha venido ganando terreno sin haber logrado la ansiada industrialización que significara una economía de alta agregación de valor con empleos formales, dignos y sostenibles, como resultado idóneo.

OPTIMISMO EN EL

MERCADO INTERNO

Mientras tanto, el ministro Quinta asegura que el mercado interno es un mecanismo estratégico de protección de la economía, que todavía no han cubierto el mercado interno y que falta cubrir. “Hay una brecha todavía para el desarrollo del mercado interno”, agregó.

En ese entendido, el Ministro de la Presidencia informa que se tomará atención, en primera instancia, a la producción de alimentos u otros productos que lleguen al mercado interno.

Quintana enfatizó que “el mercado interno es un blindaje” y que la fortaleza de la economía boliviana ahora está orientada a reactivar, dinamizar, diversificar y modernizar el aparato productivo y la industrialización de los recursos naturales como el gas, según informa ABI.

“Necesitamos tener contrapesos en sectores productivos y de servicios que nos permitan generar ingresos”, señaló al demandar la participación de los municipios y gobernaciones del país, para estimular la compra de productos hechos en Bolivia.

RESULTADOS

NEGATIVOS

Por su parte, en su artículo de opinión, Rodríguez sostiene que el rol protagónico que entusiastamente se pretendió dar al sector industrial y a la demanda interna con un Estado prebendal nunca llegó a ser suficiente y su éxito duró mientras hubo dinero para sustentarlo, mientras que su fracaso produjo exactamente lo opuesto, la apertura económica y comercial a fin de recomponer el desbarajuste que provocó el intervencionismo y la deficiente administración de la cosa pública, con una deuda externa impagable e hiperinflación.

“La profundización de la globalización y la altísima movilidad del capital, produjo el fenómeno inesperado de la “deslocalización productiva” provocando -literalmente- el traslado físico de plantas industriales de un país a otro, a donde hubiera mejores condiciones de legislación laboral, fiscal y ambiental, dando al traste con la ansiada industrialización en los países en desarrollo con la excepción de la China y los tigres asiáticos donde el desarrollo industrial fue promovido desde el Estado con miras a la exportación antes que al encierro, favoreciendo al capital privado”, reflexiona.

PARTICIPACIÓN

PRIVADA Y PÚBLICA

Entre tanto, la secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, dijo en Davos, Suiza, que los países de América Latina y el Caribe necesitan un nuevo estilo de desarrollo sostenible que permita retomar la senda de crecimiento económico, fomentando nuevas coaliciones entre los sectores público y privado y la ciudadanía.

“La inversión pública y privada actuando en conjunto es la opción para potenciar la innovación y la inclusión social. Hay enormes oportunidades en la creación de un mercado único digital para ampliar la conectividad a todos los rincones de la región. Se pueden conjugar inversiones en las infraestructuras energética y digital, fomentando la innovación tecnológica y ambiental para mejorar los índices de productividad y el acceso”, explicó la alta representante.

Bárcena señaló que la región se encuentra en una fase de desaceleración del ciclo económico –en 2015 el PIB regional se contrajo 0,4% y en 2016 se espera una expansión de apenas 0,2%–, con un desempeño heterogéneo entre países y subregiones. El fin del ciclo de altos precios de las materias primas, con el consecuente choque en los términos de intercambio, ha tenido un impacto mixto entre los países exportadores e importadores.

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