martes, 24 de abril de 2012

Falsificaciones de calidad hechas en Bolivia

No todo lo que brilla es original en Bolivia. El negocio ilegal de la piratería forma parte del paisaje de las urbes del país. Una actividad prohibida por la Ley 1322, de Derechos de Autor, y que tiene una pena de entre tres meses y dos años de prisión, de acuerdo con el artículo 362 del Código Penal. No obstante, está vigente y extiende sus tentáculos ante la vista pasiva del Estado.

Tal como prometimos a nuestros lectores, Informe La Razón presenta la segunda parte de la investigación publicada el 12 de marzo, con los entretelones del plagio de películas en DVD, de bebidas alcohólicas y aparatos electrónicos. Es el turno de las ropas que llevan marcas “truchas”, los programas informáticos, los discos compactos de música y los libros. El común denominador es la permisividad institucional, por la falta de control o las limitaciones de coordinación para hacerlo.

Las pesquisas revelan que la calidad y fino acabado de las prendas con marcas piratas hechas por los costureros nacionales, han permitido que éstas sean demandadas en el extranjero. El principal nicho está en Buenos Aires, Argentina, en el mercado de La Salada, considerado uno de los imperios de venta de mercancías falsificadas.

Hasta allí llegó Informe La Razón para develar que la feria es dominada por bolivianos.

La multinacional de Bill Gates, Microsoft, también se abrió a brindarnos datos sobre el mundo de la piratería del software en Bolivia y Latinoamérica. La empresa Discolandia demuestra el daño de este ilícito en la industria discográfica del país. La Cámara del Libro explica sus efectos en las librerías y editoriales... Como verá estimado lector, como cada 15 días, tiene a su disposición otro producto periodístico revelador. Esperamos que lo disfrute.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario