sábado, 17 de diciembre de 2011

Tarija mejora calidad de vinos y recupera tierras

Cornelio Vásquez trabaja hace 20 años en la bodega La Concepción.

Comenzó limpiando pisos, pero con capacitación, dedicación y mucho esfuerzo fue escalando año tras año. Ahora, controla la molienda, parte de destilación, limpieza de tanques y se encarga del control del personal.

“Soy uno de los trabajadores más antiguos de la bodega. Gracias a este trabajo he logrado una casa y mantengo a mi familia”, señala con mucho orgullo Cornelio.

Como este trabajador que encuentra en la uva y el vino su fuente de vida, hay 2.800 familias en Tarija que se dedican al cultivo de viñedos y a la producción de vinos y singanis.

ESFUERZOS E INVERSIONES Cuando una persona toma una copa de vino no se imagina que para conseguir ese agradable producto existe un gran esfuerzo y una fuerte inversión.

Si bien Tarija es un departamento que por tradición e historia siempre estuvo vinculada al cultivo de uva y elaboraba vinos, lo hacían en forma artesanal y para el consumo de las familias productoras y en poca escala para ese mercado.

Sin embargo, en los últimos 20 años varias familias decidieron apostar e invertir en ese rubro.

Cuatro bodegas tarijeñas, La Concepción, Aranjuez, Casa Grande y Campos de Solana, están empeñadas en que sus vinos sean consumidos por todos los bolivianos y llegar a los mercados internacionales, porque el vino de Tarija no se compara a ningún otro del mundo.

Han realizado importantes inversiones para comprar equipos de punta, así como para mejorar y ampliar los viñedos.

LO MEJOR Las cuatro bodegas aseguran que utilizan los mejores insumos, es decir, que tienen los mejores viñedos, ya que, según los estudios, el 80 por ciento del éxito de un vino en el mercado por el buen sabor y aroma depende de la calidad de la uva; es por eso que una de las prioridades en las bodegas es el mantenimiento y cuidado de los viñedos.

Los propietarios de las bodegas aseguran que realizan un trabajo “personalizado” en esa importante área.

En la bodega Aranjuez, así como en La Concepción y Campos de Solana el trabajo se realiza de forma manual en los viñedos, lo que significa una mayor inversión en mano de obra.

Las características especiales que tienen los suelos donde se cultiva la uva no permite ingresar al cien por ciento por tecnología.

El riego todavía se realiza de forma tradicional; sin embargo, ya están invirtiendo en el riego por goteo para aprovechar mejor el agua y que las plantaciones puedan absorber los nutrientes que les aplican para tener una mejor producción.

IMCOMPARABLE El vino tarijeño no se compara con ninguno en el mundo, eso debido a que está hecho con uva que se cultiva en una altitud que llega a los dos mil metros sobre el nivel del mar.

Todos los viñedos del mundo están ubicados a una altura de 500 a 700 metros sobre el nivel del mar.

El vino producido a dos mil metros tiene más aroma, color, brillo, “más cuerpo y fuerza”, como dicen los productores tarijeños.

Esas cualidades son reconocidas con frecuencia y es por eso que las bodegas tienen muchos premios.

Más consumo.

Apoyo

El vino de Tarija está en condiciones de competir con cualquiera en el mundo, pero aún no es consumido, por lo tanto, apoyado por los propios bolivianos, pese a los esfuerzos que realizan las bodegas para llegar a todo el país.

Los dueños de las bodegas garantizan la calidad de los vinos, pero todavía no hay el hábito de consumo.

Dos años y medio

No es fácil elaborar un vino. Primero se tiene que esperar seis meses para que las uvas estén en su punto. Son cosechadas e ingresan a la zona donde se le saca el jugo. Después ingresa a la zona de fermentación donde permanece por lo menos 15 días. Luego ingresa a las barricas (vasijas de madera que son traídas de EEUU), ahí el jugo de la uva permanece dos años. El siguiente paso es embotellar el vino, donde debe quedarse por lo menos seis meses, para que sea llevado a los mercados tarijeños, nacionales y ocasionalmente llegue al exterior.

El primer spa del vino funcionará desde abril

En abril Tarija tendrá el primer spa de vino del país y uno de los pocos que existen en Sudamérica.

La idea de ofrecer ese tipo de servicio la trajeron de Francia y Brasil los propietarios de bodegas y viñedos Casa Grande, Luis Michel y Cecilia Sedano.

El lugar, ubicado a 10 kilómetros del centro de la ciudad sobre la carretera que va a Bermejo, está en pleno proceso de equipamiento.

En el spa, que además ofrecerá los servicios de sauna, sala de masajes, se viene acondicionado un lugar especial que tiene una tina con hidromasaje, pero la novedad es que en lugar de utilizar agua, como normalmente sucede, acá se usará vino.

La tina está instalada en un ambiente de unos ocho por ocho metros cuadrados. Tiene amplias ventanas de vidrio desde donde se puede apreciar una imcomparable vista de la zona agrícola de esta parte de Tarija.

A los costados de este amplio ambiente están las salas de sauna y masajes.

ESPECIALISTA La encargada de Marketing de la bodega, Mariel Sempértegui, señala que tienen previsto contratar un grupo de especialistas que se encargarán de atender y sobre todo guiar el tipo de tratamiento que deben recibir en el spa de vino.

Serán profesionales con amplia experiencia en el extranjero, donde ya ofrecen ese novedoso servicio de spa.

Todavía no se conocen los costos y días en que funcionará en spa, pero Mariel asegura que “será accesible para todos” porque se pretende promocionar los usos del vino.

Campaña permanente para abrir los mercados

La producción de vinos en Tarija está en crecimiento, las bodegas La Concepción produce dos millones de litros de vino al año; Aranjuez cerca de un millón de litros, Casa Grande 500 mil litros, mientras que Campos de Solana supera los dos millones de litros.

Todos ofrecen una gran variedad de vinos blancos y tintos, así como vinos espumantes y singanis.

En los últimos años están elaborando vinos rose y vinos espumantes o champagne. Si bien han tenido buena acogida, como dicen los productores, todavía su consumo no es masivo.

COMPETENCIA DESLEAL Mientras los dueños de las bodegas hacen inversiones y elaboran nuevas variedades de vinos, no pueden competir con los vinos que llegan de contrabando, que no tienen la calidad y garantía necesaria para evitar que afecte a la salud de los consumidores, pero tienen precios bajos y son comprados masivamente.

María José Granier, gerente administrativo de Campos de Solana asegura que los vinos bolivianos no tienen nada que envidiar a los de otros países, pero no pueden competir con los que llegan de forma ilegal (contrabando).

Ese criterio también es compartido por el gerente comercial de Aranjuez quien señala que la competencia desleal de los vinos de contrabando les resta mercado a los nacionales.

VINOS DE ALTURA Jorge Baracatt, coordinador del programa de Apoyo a los Productores de Vinos, señala que están trabajando con fuerza para posesionar dentro y fuera del país el concepto de Vinos de Altura.

“Tenemos que aprovechar ese privilegio de producir vinos por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar, lo que convierte a nuestros vinos en una bebida única en el mundo”, manifiesta.

Asimismo, trabajan de forma paralela en una propuesta denominada Tarija Aromas y Sabores con 20 instituciones y empresas que se dedican a la elaboración de vinos, quesos y jamones.

1 comentario:

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