miércoles, 26 de agosto de 2009

Mejora el ritmo de exportaciones a Venezuela


En el primer semestre del 2009, Bolivia exportó a Venezuela 33 nuevos productos del rubro textil por un valor de $us 11,4 millones. Así lo reflejan datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), recogidos por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Por otro lado, el Gobierno aseguró que los desembolsos para pagar las ventas al vecino país suman a la fecha $us 6,5 millones.

La información del INE señala que los ítems vendidos a junio son aquellos en los que la exportación fue nula en similar período del año pasado. Se trata de tejidos e hilados diversos, camisas, blusas, pantalones, medias, overoles, abrigos, impermeables, sacos, ropa de cama y otros.

El mercado venezolano es una de las alternativas del Gobierno ante la suspensión definitiva para el país de los beneficios de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA, por sus siglas en inglés) para las exportaciones a EEUU. Por esa vía, Bolivia vendió a ese país $us 21 millones en textiles el 2008, según el Ejecutivo.

La ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Patricia Ballivián, indicó que el fondo de $us 20 millones de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba) aprobó el desembolso de $us 2 millones para que Venezuela pague la compra de productos nacionales. Precisó que un millón se destinará a la empresa América Textil (Ametex) y el otro a la fábrica de muebles Suma Pacha.

Agregó que otros $us 3 millones están en proceso de aprobación para la adquisición de otros textiles hechos en el país.

Ambos montos se añaden a los $us 1,5 millones que la firma Dinatex recibirá del fideicomiso de $us 10 millones, creado por el Gobierno boliviano para alentar la venta de textiles a Venezuela.

El ejecutivo de Dinatex, Antonio Handal, dijo que el vecino país comprará un total de 100 mil prendas, entre camisas para varón (de vestir y sport) y posiblemente blusas para mujer.

“Tenemos 120 trabajadores; con esto de (vender a) Venezuela, pensamos que podemos llegar a 150 en la primera etapa, y si se sostiene el mercado podríamos llegar a los 400”, expresó. Agregó que el primer envío de mercadería podría efectuarse en noviembre, luego de importar la materia prima, proceso que tomará al menos dos meses.

Dinatex exportaba a Estados Unidos antes y después de la vigencia del ATPDEA, pero afirmó que la pérdida del beneficio le significa a la compañía una pérdida anual de $us 2 millones.

El empresario expresó su confianza en que la sostenibilidad del mercado de Venezuela permita que la planta utilice toda su capacidad de producción, que es de 400 mil camisas al año. “Ahora estamos en 85 mil y el 95% está destinado al mercado interno”.

El mecanismo de los fondos

Tres son los mecanismos que se generaron dentro y fuera del país para incentivar la venta de textiles al mercado venezolano.

El primero radica en las compras hechas mediante la estatal Suministros Venezolanos Industriales (Suvinca), que según la ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Patricia Ballivián, cuenta con $us 12 millones para comprar productos hechos en Bolivia.

Ante el retraso en los pagos desde Suvinca, el banco de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) destinó un fondo de $us 20 millones para que el vecino país cancele a tiempo sus compromisos de compra.

Por último, el Ejecutivo boliviano abrió un fideicomiso de $us 10 millones para otorgar créditos a los empresarios interesados en exportar a Venezuela y facilitarles el pago por la venta. Lo último implica que el Gobierno es quien le paga al productor y luego se encarga de cobrarle al importador. Ballivián indicó que los requisitos para acceder al beneficio son el contrato de exportación y que Venezuela certifique que no produce el bien ofrecido.

El riesgo de vender a Brasil

Para el ejecutivo de la empresa Dinámica Textil (Dinatex), Antonio Handal, el riesgo de exportar al mercado de Brasil está en la posibilidad de que ese país devalúe mucho su moneda.

El empresario señaló que en los años 90, la empresa vendía una importante cantidad de productos a ese mercado, mismo que se cerró debido a la crisis asiática y a la caída del real (la moneda brasileña).

“Es un riesgo (el producir) cuando dependemos de países en los que sus monedas tienden a moverse”, complementó.

Sin embargo, afirmó que el riesgo puede controlarse siempre que el nivel, la devaluación no sea tan grande que haga que la fabricación dentro del propio país sea más favorable que importar.

“Brasil es un gran mercado, tiene 300 millones de habitantes, pero también tiene una gran industria de autoabastecimiento”.

Con todo, Handal se muestra optimista en que el último acuerdo comercial entre ambos países haga que Brasil recobre la importancia que tuvo en el pasado.

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