domingo, 13 de abril de 2008

Qaqachacas conforman una empresa de energía eléctrica

Los 557 integrantes del ayllu aportaron para crear el emprendimiento y son socios del mismo. La compañía opera desde hace cuatro meses y brinda el servicio en el municipio de Challapata.

En junio del 2007, la Empresa de Electrificación Quillacas Qaqachaca, que instalaba medidores y proveía de energía eléctrica en el sureste de Oruro, dejó de trabajar en forma sorpresiva. Esta decisión amenazaba con dejar sin este servicio a la zona, por lo que la comunidad Qaqachaca, conocida por sus peleas armadas y sangrientas con los Laimes, se reunió y tomó la decisión de crear su propia empresa en el rubro.

El trabajo empezó. Cada uno de los 557 comunarios aportó con 50 bolivianos para convertirse en accionista y con otros 20 bolivianos para realizar los trámites. Así crearon la Empresa para el Desarrollo de Electrificación de Ayllus y Marcas (EDEAM) que tiene el carácter de sociedad anónima y que fue inscrita en la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa).

“Tenemos una cuenta bancaria de 3.020 bolivianos porque era un requisito. Fundempresa nos ayudó mucho´, explica Víctor Caqui Arias, el cerebro de la iniciativa. Caqui nació en la comunidad Qaqachaca, en la provincia Eduardo Abaroa, del departamento de Oruro. Estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad San Francisco de Asís (USFA) en La Paz. Y hace dos años, volvió a su comunidad para contribuir al desarrollo de la misma con sus conocimientos.

Precisamente, producto de sus estudios, una de sus iniciativas fue crear la empresa.

En febrero, la empresa de los Qaqachacas cumplió tres meses de trabajo. Su directorio está compuesto por seis lugareños elegidos por las autoridades comunitarias. De ellos, cuatro son los representantes legales: Germán Colque, Hilarión Quispe, Cornelio Choque y Víctor Caqui.

La EDEAM se encarga de instalar medidores y también de la facturación por consumo eléctrico en localidades como Cañavi, Pampahuta, Ticani Tiragua, Tolapalca y Huañiri, entre otras.

Otro de los rubros en los que incursionará el emprendimiento de la comunidad tiene que ver con la venta de material, medidores y cables, entre otros.

“Las seis personas que trabajamos no percibimos un salario porque es una empresa comunitaria, más adelante pensaremos en esto´, revela Caqui.

Agrega que, por el momento, tampoco se sabe cuánto de ganancia generarán, pero aseguró que las cuentas son manejadas con transparencia, con una administración profesional de contabilidad.

Desde hace dos años, la Prefectura de Oruro puso en marcha un proyecto para la electrificación en el sudeste del departamento. Para cumplir con este objetivo, procede a la instalación de torres de alta tensión.

Hasta el momento, 53 de 82 comunidades ya cuentan con energía eléctrica en esta región. Caqui afirma que los comunarios pagan al mes entre 13 y 23 bolivianos por consumo de energía. Adicionalmente, la empresa aplica el 25 por ciento de descuento que fue autorizado por el Poder Ejecutivo, en beneficio de las familias más pobres que habitan en la zona.

“Los comunarios del municipio de Challapata ya están comprando radios y televisores porque, como ya hay energía eléctrica, queremos estar bien informados de lo que sucede en el país”, manifiesta Caqui.

También sostiene que quieren dejar atrás el pasado que mostraba a los Qaqachacas como comunarios violentos y continuamente enfrentados a los Laimes. ´Estamos dando pasos gigantes porque ya tenemos una radio comunitaria, un albergue turístico y 30 computadoras para que nuestros niños y jóvenes se capaciten a través de internet. Además, queremos programas de alfabetización para adultos´.

Máquinas eléctricas de tejido también podrán funcionar permitiendo la producción de artesanías, comenta el comunario que ahora es un empresario.

ANTECEDENTES

Disputas • Qaqachacas, Laimes y Jucumanis mantuvieron conflictos limítrofes desde que estas comunidades nacieron. Cada una denunció la invasión de territorios por parte del contrario en varias oportunidades.

Acuerdo • La paz llegó a estas comunidades durante el 2000. Tras reuniones y negociaciones, se celebró una fiesta de hermandad entre los ayllus y se firmó un acuerdo de pacificación que puso fin a los conflictos.

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