miércoles, 27 de febrero de 2008

Paceños compran menos y se ven obligados a trabajar más


Debido al incremento de precios en la mayoría de los artículos de primera necesidad, algunas familias de La Paz y El Alto optaron por comprar menos alimentos que antes. Además se ven obligadas a que todos sus miembros trabajen para aumentar sus ingresos.

Un sondeo de opinión que realizó La Prensa en ambas ciudades estableció que la ciudadanía siente que el incremento de los productos es incluso de más del 300 por ciento. Por ejemplo, la libra de tomate subió, en menos de tres meses, de uno a tres bolivianos. Similar es la tendencia de la carne de res, que de 18 bolivianos se elevó a más de 27.

Las medidas gubernamentales de importación de harina, arroz, maíz y manteca son calificadas por la población como acertadas. Sin embargo, varios de los consultados aconsejan mejorar los modos de distribución para que los sectores más pobres se beneficien. Por ejemplo, hasta ahora, el Gobierno ha habilitado una sola agencia para la venta de arroz, ubicada en la calle Coroico, y los interesados duermen para tener una ficha para comprar este grano.

Con el sondeo se pudo constatar que las esposas que antes no trabajaban ahora lo hacen para contribuir a la economía de su hogar.

También hay personas de la tercera edad que tienen que buscar empleo debido a que sus ingresos por concepto de sus rentas no les alcanzan para sobrevivir.

La alimentación familiar se complica a diario. Por ejemplo, un hogar de tres personas que antes presupuestaba 100 bolivianos a la semana para satisfacer su provisión alimentaria, hoy tiene que destinar unos 300.

El extremo de este panorama es que hay casos en los que algunos padres de familia se han visto obligados a dejar de enviar a sus hijos a la escuela, según argumentan, porque no hay dinero para la compra de útiles escolares.

Otros coinciden en que dejaron de comprar ropa para asegurar el alimento.

Testimonios

Rosario Ávila

Ama de casa

“Antes veníamos al mercado con 250 bolivianos semanales. Ahora compro menos. Hay cosas que ya no comemos, como la carne y la arveja. El pollo ahora es un producto de lujo. Todo sube cada día, en cambio, los salarios no se incrementan. Tenemos que hacer lo posible para estirar la plata como se pueda”.

José Luis Dávila

Independiente

“Los precios suben por la especulación de los comerciantes. Ellos llegan en la madrugada al mercado Rodríguez, donde los productos llegan desde Río Abajo, y acaparan todo y luego lo revenden. Ahí radica el asunto. Hace tres meses podía comprar diez cosas, hoy apenas algo de verduras, carnes y abarrotes”.

José Luis Parada

Economista

“En mi familia lo que estamos haciendo ahora es comer poco y sustituir algunas verduras que están caras por otros productos, por ejemplo, la papa, que se incrementó casi en el doble, y lo peor es que los ingresos siguen en lo mismo y hasta más bajos. No sé por qué este Gobierno no hace nada para evitar el alza”.

Victoria Vega

Dueña de una pensión

“Las personas ya no quieren pagar el almuerzo a siete bolivianos, debido a que todo está caro. Antes, para alimentar a mi familia, necesitaba entre 20 y 30 bolivianos, pero ahora tengo que sacar más dinerito, hasta 50 y 60 bolivianos al día, porque la carne está bastante cara. En mi familia somos dos personas las que trabajamos, mi esposo y yo”.

Elizabeth Andrade

Jubilada de Cossmil

“Mi familia está comiendo menos. Estamos haciendo malabarismos para que la renta que percibo alcance para alimentar a mis hijos y nietos, es una verdadera lástima. Qué será de las familias pobres, ya que el alza de los precios de las verduras y carnes ha subido muchísimo. Yo hago mercado una vez a la semana y gastaba 300 bolivianos, pero ahora, 500”.

Guisela Hurtado

Administradora de empresas

“Tengo cuatro hijos. Mis compras las realizo al raleo y de mala calidad para hacernos alcanzar nuestro presupuesto, para comprar carne, pollo y verduras. Imagínese, hasta el tomate está en tres bolivianos la libra, que son cinco tomates. Estamos comiendo quinua, chuño y alimentos alternativos”.

Grisel Iporre

Empleada de Hansa

“Para hacer alcanzar el presupuesto he dejado de poner los productos nutritivos que antes lo hacía. Por decirle, si antes ponía una libra de arroz, ahora sólo pongo media libra. La nutrición de los niños de igual manera rebaja. Mi familia de tres personas gasta por semana 200 bolivianos en el mercado y antes, 100. Por eso, tengo que trabajar junto a mi esposo”.

Víctor Quispe

Trabajador independiente

“Para garantizar la alimentación de mi familia tenemos que trabajar los dos, es decir, mi esposa y mi persona. Yo gano 600 bolivianos y mi esposa, 450, eso sacamos los dos, al margen que tenemos que pagar alquiler, la elaboración de almuerzo y para comprar otras cosas ya no nos alcanza, para citar un caso. Estoy llevando un pollo a mi casa con casi 40 bolivianos, es una barbaridad”.

Emma de Ibáñez

Planchadora

“Tengo 72 años y para alimentarnos con mi esposo, que está cansado de edad, estoy obligada a trabajar planchando en las casas particulares y, a cambio, recibo un promedio de 30 bolivianos. Tengo mis hijos, una pareja, ellos ya tienen su vida aparte y sólo a veces nos ayudan porque ganan poco. Estoy comprando ispis (pescado pequeño) para cocinar y así alimentarnos”.

Alfredo Luna

Jubilado

“En mi casa es mi esposa la encargada de hacer las compras, pero ahora que me doy una vuelta por el mercado veo los precios exageradamente elevados. Soy jubilado, mi renta es de unos 1.500 bolivianos, no me quejo, yo le doy a mi esposa al mes unos 500 bolivianos para el mercado, pero ahora me está exigiendo más, como unos 700 bolivianos. El Gobierno debe hacer algo”.

Remedios Limachi

Vendedora de leche

“Tengo 70 años y me veo obligada a trabajar. Tengo mis hijos, ellos viven aparte. Con lo que gano apenas me alcanza para comer. Me compro corderito por presas, lo suficiente para alimentar a mis nietos. Necesito más de 200 bolivianos a la semana, pero aun así no alcanza. Por ejemplo, ahora estoy comprando una costilla de carne de cordero a 20 bolivianos”.

Daniela Parra

Estudiante (El Alto)

“Mi padre y mi primo me ayudan económicamente para que siga en el instituto. Destino casi 80 bolivianos la mensualidad y a diario gasto más de dos bolivianos en subir y bajar de El Alto a La Paz. Si los precios de los alimentos siguen altos, tendré que dejar de estudiar. No me quedará otra y tendré que trabajar para ayudar en el presupuesto de mi casa”.

Rosmery Pacombia

Ama de casa (El Alto)

“Los precios han subido, pero no tanto como en La Paz. Eso depende del lugar a donde uno vaya a comprar, por ejemplo, en el mercado de Ciudad Satélite se nota más el aumento, pero si uno va a la Ceja, que es el centro de abasto, los precios están más bajos. Yo no trabajo. Me encargo de la casa y además estudio, pero el sueldo de mi esposo, que es de 800 bolivianos, no alcanza”.

Juan José Romero

Empleado (El Alto)

“En mi hogar nos buscamos modos para encontrar productos más baratos. Por ejemplo, hemos optado por ir a los mercados populares, en ferias, donde inclusive la carne es más barata con relación a los mercados grandes. También estamos optando por otras formas de alimentación con comidas de carácter vegetariano, nuestra alimentación ya no es nutritiva como antes”.

Teodora Mamani

Comerciante (El Alto)

“En El Alto, todo ha subido, especialmente, en la Ceja y la 16 de Julio. Esto sucede desde antes de Navidad y los precios ya no han bajado. Antes, por ejemplo, el kilo de carne era 18 bolivianos y ahora está en más de 30. Vendo ropa, me gano al día unos 20 a 30 bolivianos y salgo dos veces a la semana en la feria de la 16 de Julio”.

Demetrio Vargas

Jubilado ferroviario (El Alto)

“Soy un jubilado. Mi renta es de 1.200 bolivianos, tengo dos hijos estudiando en la universidad y eso me demanda mucho dinero, al margen que tengo nietos. Para hacerme alcanzar el dinero, muchas veces hasta tengo que ir a lavar ollas y platos, tengo que trabajar de garzón, pero como soy persona de edad, trabajo ni para eso consigo”.

Rosmery Mamani

Comerciante (El Alto)

“Todo subió. Antes comprábamos cuarta de zanahoria con dos bolivianos, ahora está en ocho y nueve bolivianos. Compraba cinco cebollas con tres bolivianos, ahora están a ocho y 15 bolivianos. Soy comerciante y todos los días tengo que salir a vender para abastecer mi olla. Mi esposo es igual comerciante y lo que él gana no alcanza si yo no vendo”.

María Aru

Vendedora de café (El Alto)

“Vendo café en la plaza Eguino. Tengo tres hijos a los cuales he dejado de enviar a la escuela porque no hay plata. Han dejado de estudiar porque no tenemos ingresos. Mi esposo no trabaja y encima suben las cosas. Lo poco que gano es para cocinar, ya sea una sopa o segundo. Por ejemplo, ahora me compré cuarta de carne en 4,50 bolivianos. Todo está caro”.

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